Me quedó clara tu tristeza,
como si por si acaso,
me la hicieras sentir.
Tu parpadeo paso por paso
sin tocar alivio, sin sonreir siquiera.
Me quedó enterita tu pena
miraste de reojo,
y por si acaso, mi tristeza estaba fresca
Me quedó sólo para mí tu tristeza
y la mirada entreabierta,
detonante,
profunda, tibia
mía.
Así fue la primera.
martes, febrero 17, 2009
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