Cuando el TLC significó un dolor de cabeza, especialmente para los productores agrícolas, cuando muchos estuvieron en contra...
El mercado local se siente amenazado, especialmente el sector agrario.
El tratado de libre comercio, va más allá de ser un contrato de carácter obligatorio entre dos o más países que se vinculan para profundizar la integración de sus economías. Es un acuerdo de intercambio comercial, que por algunos es visto como un tratado entre países desiguales, que aborda temas de suma importancia para el beneficio de solo uno de ellos.
Se dice que el TLC apunta al fortalecimiento de las capacidades institucionales de los países que lo negocian y establece foros y mecanismos para dirimir controversias comerciales. Sin embargo la libertad de entrar y salir capitales sin restricción alguna y recibiendo un tratamiento como si fuesen capitales nacionales recibe una doble ventaja.
Esta desigualdad se refleja en el manejo comercial y la gran diferencia entre las economías, en este caso entre Perú y Estados Unidos. El TLC cuyo objeto es eliminar obstáculos al intercambio comercial, consolidar el acceso a bienes y servicios y favorecer la captación de inversión privada, solo da conocer las razones considerables para que cualquier país no deje pasar dicha oportunidad.
La frustrada experiencia mexicana
No dejemos de tener en cuenta que toda acción debe ser planificada y debe prever errores. México es uno de los países latinoamericanos que firmo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En sus primeros 10 años la prosperidad ha sido casi nada para la gran mayoría del pueblo azteca, ya que el grueso de la economía se ha concentrado en muy pocas manos y crecientemente extranjeras.
A tal punto que el 95% de las exportaciones son controladas únicamente por 3,500 empresas, las cuales representan sólo al 5% de la población económicamente activa.
En general, el TLCAN ha beneficiado sólo a un grupo muy reducido de hogares, empresas, ramas, sectores y entidades federativas en México. Este pequeño grupo sí ha incrementado su integración con Estados Unidos y sus niveles de modernización, productividad, exportaciones y hasta de empleo (aunque en proporción muy reducida frente a la PEA total). Por otro lado, particularmente en el sector agrario y en la manufactura nacional se perciben efectos de competencia aplastante y desplazamientos significativos. Es decir, y en general, las grandes empresas exportadoras nacionales y extranjeras se han visto beneficiadas por el TLCAN, mientras que las empresas orientadas hacia el mercado interno se han visto perjudicadas. Las mismas estadísticas oficiales así lo demuestran, expreso en una entrevista el Dr. Enrique Dussel, Profesor de la UNAM.
Las consecuencias han sido en los últimos años frustrantes. Si bien es cierto que existen algunos pequeños sectores de la producción y la agroindustria que con el TLCAN han sabido posicionar sus productos-vía exportaciones- en EE.UU., la mayoría de los casos no tiene potencial exportador ni formas de financiamiento.
Es particularmente grave la situación para los productores de granos básicos y carnes, aunque sobre todo para los de maíz, fríjol y arroz. Ellos se han visto inundados por las importaciones baratas -en muchos casos subsidiadas- procedentes de EE.UU. y otras naciones. Esto, obviamente, ha cimentado la exclusión de la mayoría de campesinos e inclusive de territorios significativos.
Ahora también, el acceso de las personas a ese país es vigilado continuamente, hasta el punto de aplicarse un agresivo cierre en las fronteras.
Pocos hechos en Chile
Y sin ir muy lejos, Chile ya tiene 3 años de haber firmado el TLC, y los resultados según su gobierno han sido algo favorables. Las exportaciones chilenas a Estados Unidos corresponden a productos naturales y sus derivados y ascienden casi a un 98 por ciento del total de las exportaciones.
Si bien es cierto las exportaciones en el mercado chileno han aumentado cerca de un 50 por ciento, los efectos son muy lentos y se esta cumpliendo la mitad de lo que se dice. Mientras que las importaciones desde Estados Unidos se han expandido más que las exportaciones que han llegado a marcar cifras irrelevantes al 21 por ciento.
Las exportaciones chilenas en su mayoría las componen productos del sector minero, forestal, pesquero y agrícola. Siendo el sector minero el que alcanza una mayor expansión. Aunque los productos manufacturados han crecido favorablemente como las exportaciones textiles que vendría a ser el sector mas favorecido, a pesar de que las cifras todavía son muy pequeñas.
Los argumentos, que en su tiempo dio a conocer el gobierno de Chile para suscribirse al TLC con estados Unidos, era el considerable aumento de empleo. Empero lo dicho no ha sido consolidado aun, y el modelo económico ha perdido su capacidad de crear empleo, esto abre una brecha entre el crecimiento de la economía y las exportaciones.
La economía chilena, que se ha apoyado en la apertura comercial, no sólo no genera nuevos empleos, sino que los reduce. Pero esta brecha no significa que la economía se ha deteriorado. Todo lo contrario el dinamismo que registra la economía chilena actualmente, ha llevado al aumento de la tasa de un 5,7 por ciento desde enero a noviembre del 2004, la que proviene del sector exportador.
El tratado de libre comercio, va más allá de ser un contrato de carácter obligatorio entre dos o más países que se vinculan para profundizar la integración de sus economías. Es un acuerdo de intercambio comercial, que por algunos es visto como un tratado entre países desiguales, que aborda temas de suma importancia para el beneficio de solo uno de ellos.
Se dice que el TLC apunta al fortalecimiento de las capacidades institucionales de los países que lo negocian y establece foros y mecanismos para dirimir controversias comerciales. Sin embargo la libertad de entrar y salir capitales sin restricción alguna y recibiendo un tratamiento como si fuesen capitales nacionales recibe una doble ventaja.
Esta desigualdad se refleja en el manejo comercial y la gran diferencia entre las economías, en este caso entre Perú y Estados Unidos. El TLC cuyo objeto es eliminar obstáculos al intercambio comercial, consolidar el acceso a bienes y servicios y favorecer la captación de inversión privada, solo da conocer las razones considerables para que cualquier país no deje pasar dicha oportunidad.
La frustrada experiencia mexicana
No dejemos de tener en cuenta que toda acción debe ser planificada y debe prever errores. México es uno de los países latinoamericanos que firmo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En sus primeros 10 años la prosperidad ha sido casi nada para la gran mayoría del pueblo azteca, ya que el grueso de la economía se ha concentrado en muy pocas manos y crecientemente extranjeras.
A tal punto que el 95% de las exportaciones son controladas únicamente por 3,500 empresas, las cuales representan sólo al 5% de la población económicamente activa.
En general, el TLCAN ha beneficiado sólo a un grupo muy reducido de hogares, empresas, ramas, sectores y entidades federativas en México. Este pequeño grupo sí ha incrementado su integración con Estados Unidos y sus niveles de modernización, productividad, exportaciones y hasta de empleo (aunque en proporción muy reducida frente a la PEA total). Por otro lado, particularmente en el sector agrario y en la manufactura nacional se perciben efectos de competencia aplastante y desplazamientos significativos. Es decir, y en general, las grandes empresas exportadoras nacionales y extranjeras se han visto beneficiadas por el TLCAN, mientras que las empresas orientadas hacia el mercado interno se han visto perjudicadas. Las mismas estadísticas oficiales así lo demuestran, expreso en una entrevista el Dr. Enrique Dussel, Profesor de la UNAM.
Las consecuencias han sido en los últimos años frustrantes. Si bien es cierto que existen algunos pequeños sectores de la producción y la agroindustria que con el TLCAN han sabido posicionar sus productos-vía exportaciones- en EE.UU., la mayoría de los casos no tiene potencial exportador ni formas de financiamiento.
Es particularmente grave la situación para los productores de granos básicos y carnes, aunque sobre todo para los de maíz, fríjol y arroz. Ellos se han visto inundados por las importaciones baratas -en muchos casos subsidiadas- procedentes de EE.UU. y otras naciones. Esto, obviamente, ha cimentado la exclusión de la mayoría de campesinos e inclusive de territorios significativos.
Ahora también, el acceso de las personas a ese país es vigilado continuamente, hasta el punto de aplicarse un agresivo cierre en las fronteras.
Pocos hechos en Chile
Y sin ir muy lejos, Chile ya tiene 3 años de haber firmado el TLC, y los resultados según su gobierno han sido algo favorables. Las exportaciones chilenas a Estados Unidos corresponden a productos naturales y sus derivados y ascienden casi a un 98 por ciento del total de las exportaciones.
Si bien es cierto las exportaciones en el mercado chileno han aumentado cerca de un 50 por ciento, los efectos son muy lentos y se esta cumpliendo la mitad de lo que se dice. Mientras que las importaciones desde Estados Unidos se han expandido más que las exportaciones que han llegado a marcar cifras irrelevantes al 21 por ciento.
Las exportaciones chilenas en su mayoría las componen productos del sector minero, forestal, pesquero y agrícola. Siendo el sector minero el que alcanza una mayor expansión. Aunque los productos manufacturados han crecido favorablemente como las exportaciones textiles que vendría a ser el sector mas favorecido, a pesar de que las cifras todavía son muy pequeñas.
Los argumentos, que en su tiempo dio a conocer el gobierno de Chile para suscribirse al TLC con estados Unidos, era el considerable aumento de empleo. Empero lo dicho no ha sido consolidado aun, y el modelo económico ha perdido su capacidad de crear empleo, esto abre una brecha entre el crecimiento de la economía y las exportaciones.
La economía chilena, que se ha apoyado en la apertura comercial, no sólo no genera nuevos empleos, sino que los reduce. Pero esta brecha no significa que la economía se ha deteriorado. Todo lo contrario el dinamismo que registra la economía chilena actualmente, ha llevado al aumento de la tasa de un 5,7 por ciento desde enero a noviembre del 2004, la que proviene del sector exportador.
Pisemos tierra
El Perú tiene como principal argumento para la concertación del TLC, la generación de miles de nuevos puestos de trabajo, que se crearán con las inversiones atraídas por el acceso preferencial y estable de nuestros productos al mayor mercado del mundo. La misma razón que impulso a Chile a firmar el tratado.
A comparación de Chile, el Perú tendría más posibilidades de desarrollo, al contar con más recursos, que hasta ahora no sabe explotar. Sin embargo con los antecedentes ya conocidos, firmar un TLC seria más bien una cuestión de riesgo, definitivamente no tendríamos nada asegurado.
A pesar de las opiniones en contra, y la negación definitiva del sector agrícola a través de una serie de movilizaciones que buscan obligar al gobierno a no suscribir un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, los procedimientos para un TLC con EE.UU., se iniciaron el 18 de mayo del 2004, después de 13 rondas de negociaciones. El 7 de diciembre ambos países acordaron un texto final en Washington, DC.
El gobierno reasegura que la suscripción al TLC es un instrumento importante porque el Perú contara con los medios que le permitirá expandir y dinamizar su relación comercial con los Estados Unidos, además que nos brindara el acceso para competir de igual a igual con varios países de la región que ya están suscritos o están próximos a efectuar Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos.
Además, se dice que el TLC contribuirá a asegurar y aumentar los montos de las actuales inversiones estadounidenses en el Perú, sino que además contribuirá también a promover nuevas inversiones en otros sectores de empresas privadas norteamericanas que aun no tienen presencia en el Perú.
Se sabe que el sector agrícola del Perú es el que intenta retroceder la firma de un tratado con Estados Unidos. La razón que desespera al sector agrario es la falta de una política agraria que beneficie a los productores, no se niegan ante la cualquier posibilidad de desarrollo. Y es como se dijo antes, el TLC es un riesgo, y mas aun para los 5 millones de campesinos que protestan hoy ante la posible firma del TLC, ellos manifiestan el temor de dejar de producir y convertirse en consumidores, además expresan con consternación a la posible visión centralista del TLC en Lima.
El Gobierno actual no ha sabido dar soluciones y las demandas no han sido atendidas, los campesinos reclaman al Ejecutivo una mayor atención a su problemática, hay que tener en cuenta que las razones del sector agrario tienen cimientos construidos desde hace años y que la orientación a la exportación en estos últimos años ha tenido buenos resultados. Es por eso que la inmensa mayoría de los agricultores enfrentan como pueden la caída de los precios de los productos tradicionales, y eso que todavía no se consolida el TLC con Estados Unidos.
Y tras la presentación del capitulo agrícola del Tratado de Libre Comercio entre Perú y los Estados Unidos la Convención Nacional del Agro Peruano (CONVEAGRO) revalidó su posición de rechazo a los acuerdos alcanzados, al confirmarse que se trata de una negociación que ha entregado nuestro mercado de productos sensibles a la primera potencia mundial.
No solo evidencia la amenaza latente contra nuestra seguridad y soberanía alimentarías a causa de las cuotas y apertura inmediata del mercado local, sino que la eliminación, total e inmediata, del sistema de Franja de Precios, dejará sin protección a los productos agrarios sensibles. Dijo Luis Zúñiga Rosas, Presidente de Conveagro, acerca del capitulo publicado.
Los productos sensibles tales como el algodón, maíz, trigo, arroz, cebada, lácteos, aceites, carnes y otros que involucran a más de un millón 700 mil familias peruanas, estarían totalmente desprotegidos desde el primer día de vigencia del TLC.
El TLC comienza a multiplicarse
La relación comercial que tienen algunos países con los Estado Unidos; país que posee la economía más grande del planeta y que es el socio comercial más importante del Perú, no es netamente el tratado que ayudara a un país como el nuestro a desarrollarse, es simplemente el afán de EE.UU., de asegurar el control de nuestro continente.
El TLC no ha sido completamente favorable, con los países centroamericanos y latinoamericanos que se suscribieron a el, así como Nicaragua, El Salvador, Honduras, Panamá, Costa Rica, México, Colombia Ecuador, Chile y Perú, y con respecto al Argentina que aun están viendo la manera de lograr un acuerdo que requerirá de mucho trabajo según el presidente de ese país, y una situación similar ocurre con el Brasil.
En efecto, firmar un TLC con EE.UU., beneficiaria solo a un pequeño grupo de nuestro país como ocurre en otros países lo que como consecuencia, traería un progresivo deterioro de la distribución de los ingresos, o simplemente seria una cuestión de triste lección. Aproximadamente 300 millones de consumidores, es una cifra que nutre aquel sueño del mercado estaunidense, ese ámbito exclusivo que para quienes lo defienden, es el ideal para el desarrollo de nuestra economía.
Pero también, junto a los millones de consumidores, hay miles de millones de dólares que harán del sueño de la apertura una pesadilla. Porque el TLC es un modelo de control global que los Estados Unidos ya lo está poniendo en práctica en varios países.
La desigualdad entre nuestros países y los Estados Unidos, quiere ser visto, por los partidarios del TLC, como una simple diferencia de competitividad que podemos corregirla. Pero ese no es el tema.
La desigualdad es el alma del modelo que se quiere imponer. En el mantenimiento y la profundización de las desigualdades, radica todo el beneficio que buscan las transnacionales norteamericanas. No es un modelo de intercambio comercial sin barreras lo que está en juego. Es un modelo que busca el control.
Las perspectivas peruanas carecen de visión, no es aceptable el desesperarse por un tratado con Estados Unidos, cuando aun no han sido del todo analizados los posibles riesgos o fracasos. El gobierno debería abrir bien los ojos y vislumbrar otros mercados con los cuales tratar, como el mercado Chino y el Asiático, además del mercado Europeo.
La soberanía de nuestro país, debe respetarse. Como pretendemos estar preparados para competir en un gran mercado, sino nuestro mercado interno se queja continuamente y no esta equilibrado.
Finalmente, hay que saber en que nos estamos metiendo, no solo se debe analizar lo beneficioso que podría resultar el TLC para los peruanos, en primera instancia se debería ubicar los puntos débiles y establecer reglas que perjudiquen en lo mínimo a nuestro país. México y Chile son ejemplos de los que deberíamos aprender, al menos para saber que nos espera como mercado y país.
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