Hoy me levanté a las ocho de la mañana para salir a las nueve y llegar a las diez al instituto, había quedado con Maritza encontranos en il caffe para estudiar los temas que vendran en el examen de italiano que tenemos el próximo jueves. Salí de mi casa a las nueve y diez y sin tomar desayuno. Más adelante, sentanda en la couster, comencé a sufrir una batalla entre mis ojos que trataban de no cerrarse y mi estómago que se esforzaba por hacer ruído, la couster estaba por llegar a la Positiva, yo miraba atenta tras la ventana, es algo que nunca dejo de hacer, no sé , creo que el chiste de que yo encuentre asiento dentro de algo que tenga cuatro ruedas es siempre ver que pasa tras esa ventana durante todo el camino, y tal vez eso explique mi cara de ilusión cuando encuentro una asiento vacío y es de uno, o mi cara de sin amigos cuando me invitan a sentarme en un asiento de pasillo de los asientos de dos. Ando muy acostumbrada a viajar sola, hay temporadas en las que suelo cargar mi celular con mucha música ( de esas canciones que nunca dejo de escuchar) y generalmente es cuando me pasa algo que hace, que ya ni ver tras la ventana sea un descubrimiento todos los días. Me gusta ver a la gente y los lugares en los que se encuentra, los gestos que hace mientras habla por teléfono, o unas manos desesperadas por abrir ya, la envoltura de un chocolate que acaba de comprar al paso, las caras de "¿Qué demonios le pasa al mundo?" cuando los ojos leen una primera plana que dice "Guerra de la pizza" en el periódico, o cuando se abrazan el uno al otro porque hace frio, etc. Es como si mientras llego a casa se proyectara ante mí, una especie de película muda, entonces yo trato de descifrar ¿Qué pasa, qué cambió, por qué hoy vi mucha gente vestida de negro o por qué hoy no subio ningun vendedor de cualquier cosa?.
Bueno, al parecer me desvié de mi carril...creo que tenía pendiente este tema de las ventanas, pero ahora que lo pienso, si se me salió es porque si tiene que ver con lo que ahora si continuaré contando. Lo que quería contar es que hoy conocí a Gabo y es que nunca pensé ir a parar hasta San Juan de Miraflores. Esta parte se resume a que Maritza me llamó preocupada mientras yo estaba a algunos minutos de llegar a la av. Arequipa. Me pidió que vaya a su casa, me indicó que carro tomar, donde bajarme...por momentos pensé que era mi madre la que me hablaba por teléfono, me lo dijo todo tan detallado que llegué sin ningun problema, pero con más frío. Estudiamos un par de horas, los pronombres, los condicionales simples y compuestos, etc...(cuan concentrada debí haber estado que hasta me acuerdo los nombres). De pronto, comenzaron a sonar como a latas que tiraban de una lado a otro, alguien olía debajo de la puerta con insistencia y tiraba su cuerpo contra la misma. Maritza se retiró un momento, soltando un suspiro de cansancio. Estábamos a punto de terminar con algunos ejercicios, cuando una imagen blanca tal cual rayo de luz, entró a la sala, posó sus patas húmedas en mis piernas, me miraba y se movía alegremente. Ese episodio, fue demasiado para mí, algo pasó, sentí como varios recuerdos se me venían tipo aluvión en mi mente...fue automático, Gabo no paraba de corretear , saltar y mirarme, era como si hubiese querido que haga lo mismo que él. Yo no sé en que momento me contagié de tanto entusiasmo y alegría. De pronto quise mandar a la porra los ejercicios de italiano y ponerme a jugar con Gabo. Me di cuenta que extrañaba de sobremanera ese sentimiento. Esa alegría repentina, me provocó muchas cosas...y me recordó a Nieve, una pastor inglés que tuve hace seis años y a la que yo siempre llamaba "Loca"...yo puedo decir que he tenido muchos perros, de todos los tamaños, de raza o no, obedientes o malcriados, llorones o tranquilos, con mucha fuerza o nada de ella, cabezones, orejones, flacos, gordos, sin cola, con cola, de aparencia amistosa y no tan amistosa, hembras o machos, y tambien puedo decir que he presenciado varios partos, entre ellos el de Nieve convertida en una "mamá loca" , no sé pero esas cosas me emocionan mucho, es muy bonito lo que se siente tener en las manos a un cachorro recien nacido. Gabo, me recordó ese entusiamo y alegría que tenía exactamente igual Nieve. Durante el regreso a mi casa (que duró casi dos horas,) recordé muchas cosas viendo tras la ventana. Las cosas han cambiado mucho por aquí...creo que de vez en cuando me hace falta esa "locura" que me daba Nieve. Esa locura que a veces me desesperaba y me disgustaba, pero que finalmente, hacía que corriera entusiasmada tras ella o ella tras de mí. Siempre me atrapaba primero y quería que esté todo el tiempo jugando con ella, era imposible verla cansada, cada noche al sacarla a pasear era una locura, que si en ese momento no me daba cuenta, pues me hacía muy bien. Desde esa época, no he tenido otro can tan entusiasta y desesperado como Nieve, y desde entonces todo, tras cualquier ventana ha cambiado considerablemente, pero no siempre con entusiasmo. Lo que me ocurrió con Gabo fue una especie de nostalgia, esa nostalgia que te dibuja una sonrisa sin que te des cuenta. Me gusta mirar tras la ventanas, siempre lo haré...pero tal vez mi insistencia se deba a que no encuentro -eso-, que me haga entusiasmarme otra vez.
Aquí el vídeo de Yesterday Once More de los Carpenters. La letra me hace recordar a algunas cosas que hacía hace seis años, y a -eso- tan bonito que uno siente cuando aquellos buenos momentos que ya pasaron, te sorprenden y se sienten volver.
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