sábado, julio 28, 2007

Nube Negra

Cuando escuché Nube negra, conté las veces que había dicho y seguía diciendo aquella pequeña frase "nube negra" (mientras la escuchaba por primera vez) o mejor dicho, " es que mi casa esta debajo de una nube negra ", refiriendome al clima templado de mi barrio y a mi actitud de chica friolenta.
El principio fue así; una tarde leí unos versos, en la sección cultural que siempre publicaba el diario La rázon, que solía comprar mi padre. La noticia era sobre un cantante español (del que no recordaba haber escuchado antes) que había publicado su libro de poesía - Ciento volando de catorce- y al leer Este ya, supe de la existencia del genio de Úbeda, curiosamente a través de la poesía, su poesía:

Este ya no camufla un hasta luego,
esta manga no esconde un quinto as,
este precinto no juega con fuego,
este ciego no mira para atrás.

Este notario avala lo que escribo,
estas vísperas son del que se fue,
ahórrate el acuse de recibo,
esta letra no la protestaré.

A este escándalo huérfano de padre
no voy a consentirle que taladre
un corazón falto de ajonjolí.

Este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
este masoca no llora por tí.

Y así ocurrió. Nube negra fue la primera canción que escuché de Joaquín Sabina, no dejo de escucharla cada vez que me da la gana. Esta es mi parte favorita:

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.





Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,
cuando juego mi muerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.
Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.
Al otro lado de los pagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.
Cuando siento piedad por sentir lo que siento,
cuando no sopla el viento en ninguna ciudad,
cuando ya no se ama ni lo que se celebra,
cuando la nube negra se acomoda en mi cama,
cuando despierto y voto por el miedo de hoy,
cuando soy lo que soy en un espejo roto,
cuando cierro la casa porque me siento herido,
cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa.
Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.
Al otro lado de los pagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

No hay comentarios.: